viernes, septiembre 20

Cara a cara, el gran western del campo

Coincido en el ascensor con una vecina que recorre el zaguán santiguándose para comprobar el calibre de lo que está cayendo. Caminamos hasta el primer semáforo. Una chica china cruza la calle, en sentido contrario, con media sandía bajo el brazo, protegiéndose de la chicharrera con un enorme paraguas negro. Días tórridos, de hecho. If a Saharan puñetazo comes encima, an efecto horno en el que va dorándose el pollo electoral, una vaharada dell’infierno que podría ocasionar l’implosión de las palomitas por voluntad propia. Me refiero a las rosetas de maíz para asistir, en el público del sofá, al debate entre Pedro SánchezAlberto Núñez Feijóola única cara a cara entre el presidente del Gobierno y el líder de la oposición en esta gran campaña, que parecía durar desde que Torcuato Fernández-Miranda asumió la presidencia de las Cortes y del Consejo del Reino.

Ya saben, el lunes, a las diez de la noche, en Antena 3, La Sexta y la radio Onda Cero, un duelo al sol moderado por los presentadores ana pastorVicente Valles. ¿Cuál de los dos pistoleros será el más hábil al este del río Pecos?

En casa somos muy fans de las pelis del Oeste, sobre todo en verano; baldean la cabeza y acompañadlos bien. Cerramos las persianas, abriendo una palma para que penetre la improbable brisa de la brisa, y otra vez engullidos en la penumbra asfixiante, ya nos da lo mismo esperar el tren de las 3.10 a Yuma, la del hombre que mató a Liberty Balance o bien el puñado de dólares. Por eso estamos dudando, que sí que no, entre tragarnos la comedia del debate o bien ‘Cara a cara’, un ‘spaghetti western’ de Sergio Sollima.

Frontera extendida

La melena se montó en 1967 entre las ganas de Tabernas y Hoyo de Manzanares, en la sierra madrileña, un escenario que simboliza tanto el frente entre Estados Unidos y México como una pureza generalizada entre el bien y el mal, la misma que separa a los dos protagonistas: un profesor enfermo de tuberculosis y el forajido que lo secuestra. Los diálogos, el pulso dialéctico al que me refiero, son colosales y muy hondos. ¿Sera parecido el debate? ¿O más de lo mismo? Ruido, autocomplacencia, patadas en la espinilla, argumentos de barra de bar.

noticias de relación

Sería formidable que ambos candidatos en liza explicasen al respetable su respectiva capacidad para la prestigiosa lingüística, la contorsión del donde dije Diego. Los dulces, por ejemplo. O los pactos con Vox. Sería formidable un diálogo sereno, a la manera de Montaigne, para que la conversación se basara en el más fecundo ejercicio del espíritu. «Cuando refuto —decía el sabio francés—, despiertan mi atención, no mi cólera». Llámenme ilusionado.

El western ‘Cara a cara’, por supuesto, está en el catálogo de Filmin.