
Lo que estamos viendo desde hace unos años es que empresas como nosotros somos conscientes de ello, y hace muchos años que no lo hacemos, las principales preocupaciones de una empresa en el ámbito fiscal residen en la deuda de las empresas o en el IRPF. retenciones a sus trabajadores y proveedores.
Hoy estos importes han quedado relegados a un segundo plano en el día a día de las empresas, da igual, pero han surgido nuevos importes que requieren una gran participación de las empresas, así como derivar el foco de la gestión de estas empresas, a poder cumplir con las obligaciones tributarias periódicas.
Y es por ello que la proliferación de impuestos indirectos en España se ha convertido en un rasgo característico de la última década, dando lugar a la introducción de diferentes impuestos que afectan a la comunidad de ciudadanos, pero a lo largo de la jornada de las empresas.
A través del IVA, montos especiales o múltiples montos amigables con el medio ambiente, entre otros, se ha intentado diversificar las fuentes de ingredientes del país, así como, en algunos casos, promover la transición de los negocios hacia actividades operativas más sustentables desde un entorno amigable con el medio ambiente. , pero las obligaciones de gestión asociadas a estas obligaciones indirectas imponen a las empresas una gran carga administrativa que en muchas ocasiones implica, además de la presentación de declaraciones y su correcta liquidación, el mantenimiento de registros contables específicos, su archivo electrónico y su trazabilidad. operaciones.
Las necesidades técnicas de impulsos indirectos han requerido, en no pocas ocasiones, la adaptación de los sistemas informáticos y logísticos de las empresas, incluida la búsqueda de nuevas actividades operativas o materiales con las que desarrollar la actividad.
Toda esta evolución, teniendo más innovaciones en el horizonte, como la factura electrónica o factura electrónica verificable, lleva a reflexionar sobre las consecuencias de esta «nueva fiscalidad».
La creciente complejidad de las obligaciones indirectas en España ha abierto un nuevo escenario para las empresas donde la especialización se ha convertido en una actividad valiosa para evitar sanciones y asegurar el correcto cumplimiento de sus obligaciones.
Actualmente parece imprescindible que muchas empresas incorporen una cualificación personal, con conocimientos en materia tributaria, que pueda anticiparse a cambios normativos que requieran la implantación de nuevas operaciones operativas, interpretar normativas cada vez más complejas, diseñar estrategias adecuadas a la situación de cada empresa y cumplir con los Las obligaciones fiscales derivadas de estos impuestos, además de contactar con asesoramiento externo especializado, deben estar encaminadas a optimizar la carga fiscal, garantizar el correcto cumplimiento normativo, identificar oportunidades de horror, estructurar las transacciones de manera eficiente y minimizar el riesgo de sanciones por incumplimiento. .
Y todo ello en un contexto económico complicado donde los márgenes son cada día más difíciles debido a la situación macroeconómica, el aumento de la especialización, el coste de la mano de obra, las materias primas y el transporte, que es imposible, en muchas ocasiones, poder pasar. sobre el coste de esta «nueva fiscalidad» para los consumidores.
A medida que la marca tributaria evoluciona, es fundamental que autoridades y contribuyentes sean conscientes de la importancia de minimizar los costos administrativos y promover la simplicidad de las operaciones tributarias, beneficiando la competitividad de nuestro tejido empresarial.
La proliferación de cuantías indirectas en España es elevada para los empresarios, la importancia de una gestión fiscal eficiente y la necesidad de incidir en su impacto en los ingresos y la sostenibilidad de las actividades comerciales y, para la administración, la necesidad de una reflexión profunda para mantener un equilibrio justo y eficaz. Sistema de impuestos.