
De una mesa que ya no servía para nadie más. Depreciar el diálogo y la negociación para triplicarlo. A no temer a nadie (‘no rendirse’, dicen) para querer el protagonismo exclusivo de estas ya colas.
Al final no cabe ningún motivo de Pedro Sánchez cuando expresó el deseo de tener una mesa. Y así sería si prevaleciera la Cordura y no la política de Estómago. Pero nadie quiere que esto se extienda. A algunos les va como anillo al dedo aquello de «genio y figura hasta la sepultura».
La situación no puede ser más ridícula y así seguirá hasta Puigdemont en la plaza.
El punto de no retorno fue la subida de Puigneró a la colina (Junts) de la Gobernanza de Aragonès, que precipitó la ruptura deseada por Puigdemont al crear una moción de censura contenida contra Aragonès. Ya nadie tiene conocimiento del recinto de Puigneró, víctima de sus propias palabras, porque el único concejal fue la spoleta que tomó Puigdemont. De esa resistencia del gobierno -reunida por más del 40% de la militancia de los Giuntas que pesan sobre las comodidades de Waterloo y sus desobedientes- apostata ahora para entrar en el gobierno de Collboni en la capital de Cataluña tiene una pirueta digna de una olímpica. acróbata. Desde el punto de vista de la coherencia política, es un triple salto mortal con tirabuzón.
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No hay lugar para tanto vuelo, tanta insolvencia, tanto tambaleo supino. Si atribuye a Tarradellas lo que se puede hacer en política todo menos ridículo. Y Si apuntas a donde apuntas, la situación es experta.. Grita al cielo. Cualquier observador imparcial consideraría la situación entre surrealista e infantil.
El independentismo no va a darse sin casualidad tras estos derroteros en las elecciones de febrero de 2025. Perderá la alcaldía absoluta a primera hora de 2015 y la tendrá por demérito propio. Primero en aceptar el principio de realidad. Y esto también es claramente atribuible a que algunos pagan más que otros a todos. Y segundo, por una pelea legítima resultado de un espectáculo increíble.