La Secretaría General de Instituciones Penitenciarias y el Juzgado de Vigilancia Penitenciaria de El Puerto de Santa María han abierto sendas investigaciones sobre la muerte del exrapero y presunto yihadista Abdel-Majed Abdel Bary, que esta mañana ha sido hallado muerto en su celda del Centro Penitenciario de El Puerto III, según confirman a EL PERIÓDICO fuentes penitenciarias.
La muerte de Abdel Bary, británico de origen egipcio, o L. Jinny, como se hacía llamar en su faceta de cantante, se ha confirmado en la prisión gaditana cuando no ha aparecido para el primer recuento de la mañana y los funcionarios han ido a buscarle en su celda. El cuerpo no presentaba signos de violencia, según las mismas fuentes consultadas, que no aclaran si el fallecimiento se debe a un suicidio. El preso no estaba enfermo ni seguía tratamiento de ningún tipo, refieren.
En una instancia oficial como Instituciones Penitenciarias se remiten por su parte a las autopsias (preliminar y de confirmación) que aún se han de realizar al cadáver y a una prueba toxicológica cuyos resultados todavía pueden tardar varias semanas en trascender antes de confirmar o descartar oficialmente la hipótesis del suicidio.
Abdel-Majed Abdel Bary había vuelto recientemente al penal de Puerto III tras un paso de seis días en una prisión madrileña para asistir a su juicio. Desde el pasado día 14 estaba a la espera de sentencia del proceso que se ha seguido contra él en la Audiencia Nacional por pertenencia a banda terrorista y financiación del terrorismo yihadista. La fiscalía reclamaba nueve años de prisión para él.
Verdugo
El rapero había abandonado Londres en 2013 para enrolarse primero en una facción de Al Qaeda y, posteriormente, en las milicias de ISIS en Siria. Se había hecho famoso en redes sociales de las que frecuentan fanáticos islamistas al mostrarse agarrando la cabeza cortada de una de sus supuestas víctimas.
Abdel Bary fue detenido por la Policía Nacional el 20 de abril de 2020, en pleno confinamiento por la pandemia de covid, tras cometer algunos errores de discreción dos acompañantes, Abderrezak Seddiki y Kossaila Chollouah, que en su estancia en España le servían como ayudante y guardaespaldas. Se les ocurrió salir del piso en el que estaban escondidos, en el número 20 de la calle Cádiz, en la ciudad de Almería, para comprar víveres. Para los dos peones de Abdel-Bary la fiscalía pide 7 y 8 años de cárcel respectivamente.
Hasta aquel piso almeriense habían llegado los tres retornados del frente sirio después de cruzar el norte de África y embarcarse en una patera que llegó en la noche del 12 de abril de 2020 hasta una playa del Cabo de Gata. Europol había alertado a España de la posible presencia de Abdel Bary en territorio de este país.
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A Abdel-Bary, uno de los presuntos miembros terrorismo islamista internacional más buscados en Europa, se le acusaba de liderar una célula de financiación del ISIS mediante ciberestafas bancarias, compra de datos financieros robados por hackers para esa actividad y posterior blanqueo con criptomoneda.
Abdel-Bary había negado al tribunal ser un terrorista, y decía no justificar ningún atentado.