La negociación para conseguir tener una mayoría en la Mesa del Congreso y la presidencia ha tomado cuerpo en las últimas horas con contactos entre el PSOE y los grupos nacionalistas. Tal y como expresó ERC, que acudió este jueves al Congreso, el clima es positivo y su disposición a que haya una mayoría progresista en la Mesa, con cinco de los nueve sillones, se constató de las palabras de la diputada de ERC Teresa Jordà, que ya en una entrevista en El Periódico de Catalunya, del grupo Prensa Ibérica, avanzó que las negociaciones con el PSOE estaban abiertas y que «probablemente» una silla sería para los nacionalistas.
Distinto es el entendimiento con Junts, admiten fuentes del PSOE, que mantiene una posición mucho más fría y no mueve ficha, de momento, hacia el acuerdo que debe cerrarse antes de que el próximo 17 de agosto se constituya la Cámara. Los siete diputados de Junts son imprescindibles para que cristalice un acuerdo y su silencio empieza a ser inquietante en las filas socialistas aunque insisten en la «discreción» y en que hay margen. La irrupción del Tribunal Constitucional, inadmitiendo a trámite el recurso de Carles Puigdemont contra su detención, ha metido ruido en las negociaciones para amarrar una mayoría en el Congreso, pero las conversaciones siguen abiertas.
Primeros pasos
Hasta la fecha se han ido dando pasos cortos que ahora empiezan a cuajar en los primeros acuerdos claro para despejar que ocurrirá el próximo jueves en el Congreso. La primera oferta del PSOE a Junts y ERC fue una lectura flexible del reglamento de la Cámara para que tuvieran grupo propio. De momento, es la llave. Fue el primer gesto para avanzar hacia una investidura de Pedro Sánchez.
Para tener grupo propio, lo que permite acceder a mayores recursos económicos y un cupo de actividad mucho más importante en el Congreso, hay que tener al menos 15 diputados o superar los 5 escaños y obtener el 5% de los votos de todo el país o bien el 15% de todas las circunscripciones en las que se concurre. Los partidos independentistas no cumplen esa condición pero una mayoría progresista de la Mesa podría allanarles el camino, interpretando con laxitud las normas o bien prestándole diputados al constituir los grupos.
“Esta es una ocasión de oro y no deberíamos desaprovecharla”, fueron las palabras de la diputada de ERC Teresa Jordà al recoger este jueves sus credenciales en el Congreso. El aviso iba más a Junts que al PSOE, con quien se avanzó en reuniones esa misma tarde, confirman fuentes de la negociación. El secretario de Estado de Relaciones con las Cortes, Rafael Simancas, es quien acudió por parte del PSOE. Detrás Félix Bolaños y María Jesús Montero llevan la batuta de las negociaciones.
La presidencia
La otra cesión sobre la mesa, alentada también por Sumar, que forma parte del bloque progresista con el PSOE, pasa porque los nacionalistas ocupen además algún sillón en este órgano. Esta fórmula también se ha explorado en las negociaciones pero es “más complicada”, admiten fuentes de la negociación. La condición para que PNV, ERC o Junts puedan sentarse en la Mesa del Parlamento pasa porque sean los partidos nacionalistas los primeros que lleguen a un acuerdo entre ellos sobre quién ocupará ese cargo, una secretaria o una vicepresidencia. Entre los nacionalistas que deben dar sus votos al PSOE está también EH Bildu y BNG, pero los abertzales no han mostrado tanto interés por ese sillón y la fuerza gallega juega en inferioridad de condiciones al tener un solo escaño.
Sobre la mesa de las conversaciones ha estado también el perfil de quién ocupará la presidencia del Congreso. La salida de Meritxell Batet, presidenta de la Cámara Baja y diputada del PSC, ha dejado vacante ese sillón al que el PSOE ya ha dejado muy claro que no piensa renunciar. Desde Sumar deslizaron que era una oportunidad para que la tercera autoridad del Estado no estuviera desempeñada por los socialistas pero el partido de Pedro Sánchez zanjó la discusión dejando claro que ese puesto no estaba en discusión.
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Lo que sí se ha hablado con los nacionalistas, admiten fuentes del PSOE, es el perfil de quién ostentará ese cargo, que será clave en una legislatura endiablada de mayorías imposibles. Los socialistas buscan un perfil que tenga el visto bueno de los nacionalistas. De ahí que, pese a la fortaleza del PSC en las últimas elecciones generales del 23J, casi se descarte que sea alguien de las filas socialistas catalanas, para que ERC y Junts puedan digerir mejor el nombramiento. En esa terna se han deslizado nombres como el de la expresidenta de Baleares, Francina Armengol, o el exlehendakari Patxi López, que fue un eficaz portavoz del grupo socialista en el Congreso la pasada legislatura. Los socialistas aseguran que ese nombre será un decisión que corresponde en exclusiva a Pedro Sánchez, que aún no está en Madrid y sigue al teléfono las negociaciones desde la residencia de verano en Lanzarote.
Aunque Sumar también anunció que había interlocución con Junts y ERC, el PSOE ha dejado claro que son ellos quienes comandan y capitanean las negociaciones. Es uno de los motivos de fricción entre quienes están llamados a ser socios en un Gobierno de coalición si la mayoría para una investidura de Sánchez sigue adelante. Desde la formación de Yolanda Díaz piden más protagonismo pero el PSOE no quiere ceder espacio en las negociaciones con los nacionalistas catalanes, la llave para que no se tenga que volver a una repetición electoral.