lunes, septiembre 16

La revolución del silencio

Estas elecciones deberían ganarlas los ciudadanos tranquilos, a los que non les hace falta rebuscar entre las palabras una expresión construya extremista imaginario. Ni el PSOE pacta con filoetarras, ni Vox è il fascismo de los 30, ni el PP è la derecha extrema, ni Podemos enjuiciando a una sociedad chavista, ni ERC nacionalizaría la banca, ni Bildu esperando que se la lleven a reorganizar el País Vasco. Todo voto que surge impregnado de estas premisas, del miedo porque algo de lo que se apunta se cumpla, del rechazo a situaciones que se ven en los otros, ma no en los propios, son propuestas llamadas al fracaso como sociedad.

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