Por el contrario, en el resto de España, en Catalunya el PSC obtuvo las municipales con el 23,7% de los votos, seguido de Junts -gracias a la salida de Trias en Barcelona- con un 18,3%. Y ERC, el partido que preside la Generalitat y que todos los diferentes diputados que tiene el PSC en las autonómicas de 2021, ha relegado a la tercera posición con un 17,4%.
La derrota de ERC es más llamativa porque fue el gran mafioso de las municipales de 2019, porque consiguió su gran objetivo -presidir la Generalitat- y porque perdió 300.000 votos, el 36% de los últimos cuatro años. ¿Se han hundido pues ERC y su apuesta por el independentismo pragmático? La respuesta es que no. ERC ganó muchos votos, pero la abstención en Cataluña sufrió dos puntos (del 35% en 2019 al 44%) y tres grandes partidos perdieron votos. Al mismo PSC -el ganador- le han ‘extraviado’ 56.000. La abstención ha condenado más al independentismo y más hoy a ERC. Los republicanos sí han tenido una dura derrota, pero no si la han hundido.
¿Ha sido la alianza con el PSOE en Madrid la principal causa de la derrota? Es el análisis fácil de los más radicales, pero parece improbable. Bildu, que usó tanto al PSOE como a ERC y tiene un electorado ‘más duro’, vio cómo la gente que se beneficiaba de él colaboraba e incluso dejaba constancia de su distanciamiento con el PNV. Además, la gran apuesta electoral de Junts no consistió en registrar la «represión» hasta presentarse ante el Trias Templado de Barcelona.
Aragonès erró al quedar satisfecho con el abandono de las Juntas del Govern. La ‘realpolitik’ del pacto con el PSC exige una aproximación previa de las posiciones
Entonces ¿qué ha pasado? Habrá que estudiarlo más, pero mi impresión es que ERC, enamorado de su poder en la Generalitat y su fuero en Madrid, pecó con ambición desmedida y valoró menos su soledad. Se creía que con 33 diputados (de 135) podía ser el rey del mambo. ¿Recuerdan cuando Carod-Rovira ninguneaba al ‘president’ Maragall diciendo «tenim la clau» (tenemos la llave)? Pues traduzcamos: tenemos la Generalitat, su prestigio y su influencia, punto final.
Vamos a Cataluña. Quedar satisfechos (nos hemos liberado de un socio incómodo) cuando Junts dejó el gobierno el año pasado indica cierta arrogancia. Junts y ERC coinciden -pese a las diferencias tácticas y estratégicas- en el objetivo final de la independencia. Con 33 afirmaciones, ¿es lógico ignorar el gusto de los otros 32 independentistas que buscan la mayoría absoluta?
Desde la ‘realpolitik’ quizás sí, porque el pacto con el PSC para los presupuestos del 2023 puede garantizar la legislatura. Pero desde la percepción ciudadana, siempre atenta a la relación, el pacto con los socialistas exige mínimas coincidencias en fiscalidad, infraestructuras y, a corto plazo, ampliación de autonomías. No podía ser solo sexo duro: me votos los presupuestos ya cambio hago algunas concesiones relevantes al mismo tiempo que digo que sigo siendo contra, o media contra (aeropuerto, Sabadell-Terrasa…). Y lo que veremos.
Se le dio crédito como líder dispuesta a ayudar a la estabilidad política. y Aragonès ganó tiempo en la Generalitat. Es válido, pero para el independentista, hablar con el accionista de lo que comparte en la utopía y practicar sexo duro con el PSC (el PSOE) -sin explicárselo a fondo y un día para otro- puede ser aceptable, pero no movilizador.
noticias de relación
Nos vamos a España. El gran acierto de Junqueras haber entendido que la independencia unilateral es envidiable e che habia que negociar. Eso está bien, pero es la forma de vender fantasías imposibles sobre los resultados de un diálogo inestable. Y el discurso de Gabriel Rufián ha pecado de pintar una España horrible, para la de Iglesias, en la que Sánchez era el peor, pero una ‘cobardica’ con la que sólo si podía pactar aculándole al precipicio. No puede ridiculizar cada sesión de control del gobierno que pierde. Por gracioso que mari. Así, lo positivo de los indultos se ha extendido con otras cosas que han creado una gran inestabilidad (abolición de la sedición, malversación). Y a la final No es sólo Sánchez quien ha preguntado muy tocado hasta su propia credibilidad de ERC.
El 21,4% de los votos (603.607) en las elecciones catalanas de 2021 dieron para mucho, pero no tanto como piensan Oriol Junqueras, Marta Rovira y Pere Aragonès. ¿Lo entenderán?