Pero en el momento, la olla con presión -interna y externa- escaló de pascales. A las 10 de la mañana de este sábado se reunió allí ejecutiva de Barcelona en Comú. Posteriormente, el coordinador fue convocado en forma extraordinaria. Unas 40 personas -veinte de ellas ‘online’- que se pronunciaron y que abandonaron la decisión final en manos del grupo municipal. Les quite o no el paso a Trias, un partido que puede repercutir en los generales, que no quieren tener que afrontar la crisis que supone perder la alcaldía que ha comandado el la columna vertebral del proyecto a escala catalana y el abismo a la etapa post-Colau a la que se asoman con cada vez más cuadros de la Antigua ICV tomando las riendas.
Sin embargo, no todo está claro Cola se mojo a favor de votar la alcaldía de los socialistas, pero no entrar en el gobierno. Por ahora. Y con el argumento de que si se abren como más oportunidades pues, es importante pedir más votos de daniel sirera El PSC pondrá más difícil gobernar sin ellos y ERC, optó por contratar también los riesgos. Aquí tiene la anatomía de una decisión que marca un nuevo punto de inflexión para el proyecto de los Municipios.
Impedir que Trias se alcalde
«No queríamos que la convergencia del 3% volviera al Ayuntamiento de Barcelona», argumentó Colau desde el atril del Saló de Cent bajo la severa mirada de Javier Trias. Para los Comuns, que el ejecutivo de Junts no gobierne siempre tiene un incentivo. Ya le arrebataron la vara en su irrupción en 2015 izando la bandera de la izquierda rupturista Sí erigida en la antítesis de sus políticas. Por eso, define que tus proyectos de ciudad son antagónicos. Se suma, además, que esta vez se iba a consumir un frente de independencia con ERC y que, en esta tesis, con un PSC que, al liderar la oposición, pretendía que su influencia fuera menor. Sin embargo, no han respondido a los rumores que señalaban que para recuperar el terreno perdido era mejor ocuparse de Trias y cerrar el banco de Collboni como voz principal de la oposición.
Uno de los argumentos que pesó para manejar este recorrido en auto es «no hipotecar las opciones del tripartito de izquierdas», según informa la dirección barcelonesa en Comú, un acuerdo que argumenta que sería prácticamente imposible si se consolidara el gobierno de Junts y ERC. Tras votar la investidura, Colau ha dejado claro que serán negados en la oposiciónque su voto es sin trampa ni cartón, que «no hay pacto secreto hay» con il PP – come dijo que había ofrecido Collbonini con il PSC e che solo volverán al cartepás municipal en una ecuación de la que partecipan los republicanos. No se puede, ha aconsejado a Collboni, gobernar la ciudad con solo 10 concejales, por lo que deberá echar una mano a las izquierdas. Para los Municipios el gobierno definitivo se dibujará tras las elecciones generales del 23 de julio.
El punto débil de no entrar al gobierno
¿Puede decidir que, más que las derivadas políticas, el punto débil de esta decisión es material, de supervisión económica del partido, que pierde recursos y personal si no entran en el gobierno, el tendón de Aquiles sobre el que Collboni sabe que puede apretar. Sin embargo, las relaciones entre los ayuntamientos y ERC están ahora muy lesionadas y ernesto maragal le dijo en Colau que su sueño tripartito es, simplemente, es decir, un sueño que no va a participar. Además, Barcelona en Comú asume otro riesgo no menor. En el terreno del poder, a veces hay un paso entre el resentimiento y la paz. Ni el PSC ni Junts se escondieron en la campaña la capacidad de gobernar las articulaciones. Una vez vaya Trias, los caminos de los pactos sin participación de los Comunes pueden ser inescrutables.
El impacto en los generales.
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Fuentes de los Comuns demuestra que este es uno «Operación que trasciende Barcelona, que es de Estado» querido por las alianzas de izquierdas que entienden que también serán necesarias en Madrid y que, según su punto de vista, se complicarán si se replica y compacta la independencia. Pero la tarjeta de presentación la escribió Collboni con una aritmética al respecto sabía que participaría en el PP no es fácil gestionar bien una de las elecciones generales en las que el eje que se impone es una dicotomía entre izquierda y derecha. ERC y Junts ya se han abierto sudo a lanzar mensajes con tintes electorales señalando que ni el PSC ni los Comuns -ni Sumar- garantizan que no se pacte con los populares.
La cuesta del ‘sí si se puede’
En 2015, la bandera fue el de enfrentarse a la ‘casta’ para desbanear a ejecutivos como Xavier Trias. En 2019, Colau valoró un mal trago en la mano de manuel valls cocinado por el PSC valía la pena si fuera por su alcaldesa. De la mano de Collboni, los Comunes se agarraron de la nariz y sacaron pragmatismo. En 2023, entre 8 años de realidad, ahora que había consolidado una agenda e impreso un sello de identidad a su proyecto de ciudad, Colau cae de la alcaldía y le dio el favor a los socialistas en el triangular con los populares. El gran riesgo es el de ser filiales del PSC, como en su día lo fue el ICV, y el del ‘sí si se puede’ hay una versión remasterizada del que había antes del son de volar los cielos.