
Cuando el presidente Joe Biden se dirigió a la nación estadounidense en un solemne discurso desde el Despacho Oval el jueves por la noche, trazó un nuevo eje del mal, que describió del siguiente modo: «Hamás y Putin representan amenazas diferentes, pero comparten esto en común: ambos quieren aniquilar completamente una democracia vecina, aniquilarla por completo».
Esa equiparación hecha por el presidente de Estados Unidos, entre el grupo terrorista que controla la franja de Gaza y el presidente de Rusia, refleja la conducción de la inteligencia estadounidense de que el Kremlin está aprovechando la crisis en Israel para solidificar sus avances y ganar más terreno en Ucrania, confiando en que Washington y sus aliados pronto desistieran de sus ayudas militares y económicas a Kiev.
Los republicanos, divididos, se resisten a mantener las ayudas a Ucrania, y han pausado en el Capitolio el envío de dinero para la defensa del país aliado frente a Rusia. Esta semana, Biden y los demócratas han pedido al Capitolio que apruebe 106.000 millones para la defensa de Israel y Ucrania. Los republicanos, sin embargo, están sumidos en un proceso de selección de líder en la Cámara de Representantes.
Tras el inicio del conflicto en Gaza, el vicepresidente del Consejo de Seguridad de Rusia, el ex presidente Dimitri Medvedev, afirmó que EE.UU. y sus socios podrían haber evitado el ataque de Hamás si se hubieran centrado en Oriente Próximo en lugar de interferir en la invasión de Ucrania con ayuda militar. A diferencia de EE.UU. y Europa, Rusia no considera a Hamás como grupo terrorista y en una rechazada resolución en el Consejo de Seguridad de la ONU, llamó a un alto el fuego inmediato en Israel sin mencionar en absoluto a Hamás o sus acciones.
El arma de la desinformación
Los grandes instrumentos de la propaganda y la desinformación rusa ya han amplificado narrativas con tesis que resume de este modo un reciente informe del Instituto para el Estudio de la Guerra: «Tras los ataques de Hamás en Israel el 7 de octubre, el Kremlin intensificó varias operaciones de información, culpando principalmente a Occidente por descuidar los conflictos en el Oriente Próximo en favor de apoyar a Ucrania. También afirman que la comunidad internacional dejará de prestar atención a Ucrania».
El influyente propagandista ruso Sergei Mardan declaró directamente a los 236.000 seguidores en su canal de Telegram que Rusia se beneficiará de la escalada ya que el mundo «dejará de pensar en Ucrania por un tiempo y volverá a ocuparse de apagar el fuego eterno en Oriente Próximo». Los medios de propaganda estatal rusa Sputnik y RT publicaron después informaciones falsas que responsabilizaban a Israel el bombardeo de un hospital en Gaza, y se apresuraron a circular opiniones de sus analistas que califican el discurso de Biden de «extrañamente militarista y amenazante».
RT, la que fue principal televisión internacional pública rusa y hoy es un gran portal de desinformación que refleja la doctrina del Kremlin, entrevistó un día después del ataque a Ali Baraka, un alto mando de Hamás, quien elogió la asistencia rusa a su grupo. Las declaraciones de Baraka ofrecen pistas reveladoras sobre la profundidad de la relación entre Rusia y Hamás. Según Baraka, Hamás ha contado con asistencia rusa para dotarse de rifles Kalashnikov y munición.
No dijo Baraka que ese armamento se haya usado en el ataque del 7 de octubre, en el que Hamás mató a 1.400 israelíes, en su inmensa mayoría civiles, incluidos niños y ancianos. De hecho, un detallado análisis de la agencia Associated Press afirma que los terroristas de Hamás emplearon armas norcoreanas, incluidos fusiles 58, una variante del Kalashnikov ruso.
A tenor de recientes informes, EE.UU. tiene pruebas de que Rusia ha permitido que Hamás se siga financiando, a pesar de las duras sanciones aprobadas en su contra tanto por Washington como por Bruselas. El diario ‘The Wall Street Journal’ informó recientemente sobre el uso de la empresa de intercambio de criptomonedas rusa Garantex por parte del grupo militante palestino Yihad Islámica, y probablemente también por Hamás.
Uso de criptomonedas
Garantex fue sancionado por el Tesoro de EE.UU. el año pasado por «ignorar las obligaciones de prevención del lavado de dinero y financiamiento del terrorismo y permitir que sus sistemas sean aprovechados por grupos ilícitos». La criptomoneda está demostrando ser un mecanismo cada vez más popular para evadir sanciones y regulaciones financieras, tanto para individuos como para entidades, especialmente en Rusia por las sanciones tras la invasión de Ucrania.
En realidad, los lazos entre Putin y Hamás se vienen cultivando desde al menos 2006, año en que el presidente ruso invitó por primera vez a una delegación del grupo islamista al Kremlin. Al año siguiente, Hamás tomó el poder en Gaza, donde sigue gobernando. Paralelamente, Putin también se ha presentado a lo largo de los años como un aliado leal del estado de Israel, promoviendo lazos culturales y viajes sin visado entre los dos países.
En unas memorias publicadas recientemente, antes de volver al cargo de primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu elogió al líder ruso por su intelecto y su «actitud amistosa» hacia el pueblo judío. La delicada diplomacia de Rusia con Israel pareció dar frutos cuando el país se negó a participar en sanciones occidentales contra Rusia, para gran enfado de Kiev, que acusó a Israel de ignorar el sufrimiento de los judíos ucranianos.

Putin y Assad abordan los intentos de resolver el conflicto entre Israel y Hamás
El verano pasado, ese equilibrio complejo entre Moscú y Jerusalén se rompió, cuando funcionarios rusos acusaron a Israel de apoyar al «régimen neonazi» en Kiev. El ministro de Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, se hizo eco una teoría de conspiración antisemita que mantenía que el dictador nazi Adolf Hitler «tenía sangre judía», comentarios que Israel describió como «imperdonables e indignantes».
En realidad, más preocupante para Israel fue la creciente dependencia de Moscú de Irán. Rusia, aislada de los mercados occidentales, ha invertido fuertemente en la compra de drones suicidas iraníes para atacar ciudades ucranianas e infraestructura civil, mientras que EE.UU. ha advertido repetidamente que Irán estaba buscando adquirir un gran número de helicópteros de ataque rusos, aviones de guerra y sistemas de defensa aérea.
Según Izabella Tabarovsky, analista en el Wilson Center, un think tank de Washington, «para Putin, el ataque y la anticipada invasión terrestre de la Franja de Gaza representan una oportunidad para deshacerse de su estatus de paria y elevar su perfil mientras el Medio Oriente enfrenta su crisis más peligrosa en años. Sus declaraciones también son un guiño para la extrema derecha antisemita, que ha celebrado el asesinato de los israelíes por sus propias razones evidentes y ahora está ocupada, junto con los medios rusos, negando las atrocidades».
Rusia también intervino en la guerra civil siria con el cometido de apoyar y salvar al régimen de Bachar el Asad, considerado también, como la milicia libanesa Hezbolá, un aliado de Irán.
El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, es él mismo judío, y ha apoyado sin titubeos a Israel tras el ataque terrorista de Hamás. Tras la muerte de civiles israelíes, dijo que lo que conecta a Hamás y a Rusia es que son ambos terroristas. «La única diferencia es que aquí hay una organización terrorista que atacó a Israel, y aquí hay un estado terrorista que atacó a Ucrania», dijo Zelensky en un discurso junto al secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg.