El mandatario Donald Trump extendió su esfuerzo para cambiar la manera en que se muestra la historia en los museos del Instituto Smithsonian, afirmando que ciertas muestras destacan en exceso los elementos desfavorables de la historia de Estados Unidos, incluyendo “lo negativa que fue la esclavitud”. Esta acción surge en el contexto de un examen sin igual de la principal institución cultural del país, con el propósito de asegurar que sus contenidos sean acordes con los valores y pautas del Gobierno vigente.
Orden presidencial y revisión de museos
A través de una publicación en Truth Social, Trump indicó que sus abogados realizarán un examen exhaustivo del Smithsonian, comparando esta iniciativa con las acciones emprendidas anteriormente contra universidades en todo Estados Unidos. Según el mandatario, los museos actualmente destacan “lo horrible que es nuestro país, lo terrible que fue la esclavitud y lo poco que han logrado los desfavorecidos”, sin suficiente enfoque en “el éxito, el brillo y el futuro”.
La Casa Blanca envió recientemente una carta al secretario del Smithsonian, Lonnie Bunch III, solicitando que la revisión aborde el contenido dirigido al público, los procesos curatoriales, la planificación de exhibiciones actuales y futuras, el uso de colecciones existentes y los estándares narrativos aplicados en todas las instalaciones. El objetivo declarado por los asesores de Trump es eliminar narrativas “divisivas o partidistas” y restaurar la confianza pública en estas instituciones culturales.
Respuesta del Smithsonian y el trasfondo histórico
Lonnie Bunch, en su función como secretario desde el año 2019 y siendo el primer afroamericano en ejercer esta posición, ha subrayado la importancia de instruir al público en torno a la esclavitud, especialmente mediante el Museo Nacional de Historia y Cultura Afroamericana. Bunch ha expresado que el propósito del museo es asistir a la nación en la comprensión completa de su historia, incorporando los terribles aspectos de la esclavitud, como parte de un proceso educativo amplio.
Las exhibiciones del Smithsonian requieren años de planificación y evaluación por expertos académicos y curadores. Según Janet Marstine, especialista en ética de museos, la revisión solicitada por la Casa Blanca representa una tarea “imposible” de cumplir de manera integral y rápida, dada la magnitud de las colecciones y la documentación requerida.
Impacto en la financiación y políticas culturales
El Gobierno de Trump ha extendido su enfoque de supervisión más allá del Smithsonian, afectando universidades y pequeñas instituciones culturales. Ejemplos recientes incluyen la congelación de fondos federales a la Universidad de Harvard y acuerdos multimillonarios con Columbia University. Asimismo, organismos como el Institute of Museum and Library Services y las National Endowments for the Arts and the Humanities cancelaron decenas de millones de dólares en subvenciones, afectando museos, bibliotecas y programas de investigación en todo el país.
Trump ha elogiado previamente los museos del Smithsonian, expresando admiración particular por el Museo Nacional de Historia y Cultura Afroamericana por su reconocimiento a los afroamericanos que han enriquecido el patrimonio del país. No obstante, a comienzos de este año, aprobó una orden ejecutiva para frenar la financiación gubernamental de exhibiciones que no coincidan con las directrices de su administración, designando a Lindsey Halligan, quien anteriormente formó parte de su equipo legal, para supervisar la eliminación de «ideología inapropiada» en estas entidades.
Debate público y perspectivas
La iniciativa de Trump ha generado un intenso debate sobre la autonomía del Smithsonian y el papel del Gobierno en la curaduría de la historia. La institución mantiene que continuará su compromiso con una presentación imparcial de los hechos y la historia, asegurando que los contenidos cumplan con sus estándares académicos y curatoriales. Fundado en la década de 1840, el Smithsonian opera como una entidad fiduciaria única, gobernada por una Junta de Regentes independiente, lo que complica la posibilidad de control directo por parte del Ejecutivo.
Defensores de la revisión, como la presentadora Jillian Michaels, argumentan que las exhibiciones actuales presentan una narrativa desequilibrada al vincular de manera sistemática racismo e imperialismo con un grupo específico, lo que según ellos requiere ajustes para reflejar un enfoque más neutral y educativo.
