jueves, octubre 10

Abascal explica en Madrid la ayuda de los grandes líderes ultraconservadores para no perder el tren en Europa

Tras meses navegando por una travesía complicada -los resultados de las últimas generales, las marchas de dirigentes destacados y la convicción del PP de que podrían achicar a su rival por la derecha- Vox intenta recuperar la forma y enviar el mensaje de que es un fenómeno político que no ha tocado techo y, sobre todo, que no va a desaparecer. La resaca de las vascas y, sobre todo, las catalanas de hace una semana, donde mantuvieron sus 11 diputados a pesar del crecimiento de los populares, le han insuflado oxígeno al partido de Santiago Abascal. La lectura en la dirección nacional es clara: tienen un suelo de electores consolidado y hay mucha gente que no volverá a votar al PP. Esa fidelidad de voto le permite pensar en que no habrá una debacle similar a la de otros partidos como Ciudadanos en la derecha o Podemos en la izquierda.