«Aquí siempre se pone mucha vaselina, hablar 54.000 veces, hasta lograr el consenso que nos ha permitido llegar hasta aquí, es algo loable. esto es comodo [internamente] ¡En el 60 u 80% de las veces tienes razón!”. Así lo describió. Davide Saldonilíder de Junts, la vida interna del grupo parlamentario de este partido, formado hoy por 31 diputados gracias a la expulsión de Cristina Casolquienes denunciaron casos de acoso por razón de género.
La convivencia interna entre los parlamentarios de esta formación tampoco es fácil, dado que se trata de un grupo en el que se entrelazan diferencias ideológicas, los sectores dirigidos (expedientes al presidente y afines al secretario general), el poder territorial y las relaciones humanas que han generado más de una piedra. las quejas de Casol y es Aurora Madaula multiplicó la tensión interna de un grupo en ese Jordi Turull Requieren cohesión y una barrera de hilos. Estas son las cifras clave para entender el ecosistema de JxCat en la cámara catalana.
Los dos dirigen el grupo. «Hay cosas rotas en el grupo, hay filias y fobias, pero nos hemos puesto a trabajar«, dijo Sales en una reunión del grupo. Batet es un exconvergente que intenta poner orden y paz, pero se ha enfrentado incluso a Sales. Él ha censurado votaciones diferenciadas -por motivos de conciencia- de algunos diputados de forma puntual. Y ha sido acusado por Casol en su denuncia de casos de machismo. El informe no ha validado las denuncias contra él, pero sí ha descrito un clima general de machismo y ambiente patriarcal. Sales es la imagen pública de la concordia y la mano tendida, pero internamente ha dado golpes en la mesa y ha elevado el tono con palabras gruesas («estoy hasta los huevos») contra el sector de afines a Laura Borràs, a los que ha acusado abiertamente de chantaje. Cuando se discrepaba de este sector, ha denunciado Sales, la respuesta era una amenaza del tipo: «Esto tendrá consecuencias».
¿No puede pasar que, como con la Hidra, de la sangre vertida nazcan nuevos problemas?
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Madaula -de baja por cuestiones de salud emocional- y Casol han abanderado las denuncias por machismo. La primera sigue siendo integrante de la Mesa del Parlament, y su denuncia fue notoria: en el atril del Parlament en un debate sobre feminismo y entre lágrimas. La respuesta fue una carta de 26 diputados y diputadas (las voces femeninas, en una reunión interna, fueron las más contundentes acusando a Madaula de usar la lucha feminista para desgastar a sus adversarios internos) exigiendo que se tomaran medidas contra ella por haber lanzado una acusación falsa. Casol no hizo público el caso, que llevó a los órganos internos del Parlament y ha mantenido sus acusaciones privada y públicamente, y se ha negado a dimitir, por lo que ha sido expulsada. Ambas forman parte del sector afín a Borràs, junto a otras voces como las de Esther Vallès, pero están en franca minoría. Incluso Francesc de Dalmases -que también fue objeto de una medida interna por haber abroncado a una periodista de TV-3- ha mantenido ahora una posición templada, conciliadora. En el sector afín a Borràs, pero cada vez más distanciado, está el abogado Jaume Alonso-Cuevillas, que sobre todo marca perfil advirtiendo de la escasa legalidad, a su juicio, de medidas como la expulsión de Casol del grupo.
[–>Sin duda el abanderado de esta posición ideológica es Joan Canadell, pero a su lado se sitúa habitualmente Ramón Tremosa, exconseller de Empresa. Sus posiciones son abiertamente contrapuestas a voces más progresistas y su interés se centra en debates sobre política fiscal o económica.
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Las divergencias también tienen que ver con los cargos. Anna Erra ocupa la presidencia del Parlament que ostentaba Borràs. Y la ejerce de un modo distinto. La prueba más evidente es que, ante las denuncias de Madaula, la reacción de Erra fue fulminante: le reclamó personalmente que deje la Mesa de la Cámara porque ha perdido la confianza en ella. Erra, por tanto, no rema a favor del sector de Borràs, sino todo lo contrario. Y en el caso Casol ha mostrado la misma disposición. Tiene una convicción independentista absoluta, pero su estilo al frente de la Cámara también es distinto al de su predecesora y está del lado de la dirección de Turull.
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Como en todos los grupos parlamentarios, también tienen peso los diputados que se deben principalmente a su comarca, ya sea en el Ebro o en el Pirineo, en Girona o en Lleida. Responden también a diversas familias internas en cada una de estas comarcas.
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La presidenta y el secretario general adoptan también posiciones distintas. Borràs ha ido subrayando su perfil mediador, buscando la unidad y la recomposición, pero ha visto como sus fieles, comenzando por Dalmases y finalizando por Casol, han ido siendo castigados. Turull, en cambio, ha hecho confianza en Batet, pero después ha sido categórico, en otros órganos de la formación. No solo ha instado a quitar poder a Dalmases y expulsar a Casol, sino que ha iniciado una denuncia contra la entidad Intress que emitió el informe por encargo del Parlament y que habla de machismo en Junts.
El futuro del partido en el Parlament es incierto y la necesidad de cohesionar las distintas familias, urgente. Incluso se ha hablado de ‘coaching’. Pero lo cierto es que las expulsiones no parecen ser garantía de paz, a raíz de lo que advirtió recientemente Borràs: «Si pensamos que cortar un cuello resolverá un problema ¿No puede pasar que, como con la Hidra, de la sangre vertida nazcan nuevos problemas, personales, políticos, mediáticos, judiciales?«. La pregunta quedó en el aire.