Había mucha expectación por la decisión que debía tomar Javier Lambán este martes en el Senado. El expresidente aragonés, y aún líder regional del PSOE, siempre se ha mostrado en contra de la ley de amnistía aprobada en el Congreso de los Diputados con Pedro Sánchez a la cabeza. En cambio, ahora Lambán no se ha mojado en un sentido o en otro, y ha optado por no ejercer su derecho al voto, absteniéndose por tanto de romper la disciplina de partido y, por otro lado, evitando la tesitura de salir en la foto votando junto al PP.
Lambán ha comunicado su decisión este mismo martes al líder del PSOE en el Senado, el andaluz Juan Espadas, en la que confirma que ha decidido no votar la ley de amnistía “porque incurriría en una insoportable deslealtad conmigo mismo». En la misiva, el secretario general del PSOE aragonés califica su decisión de «solución equilibrada», ya que votar favorablemente a la norma supondría una «contradicción flagrante» con sus convicciones «éticas y políticas».
De esta forma, al no votar evita dar su apoyo «por activa o por pasiva a algo que creo que está agravando el problema de la convivencia en el resto del país y perjudicando la salud de la democracia», en clara referencia a la amnistía. Además, Lambán ha recordado que no es la primera vez que se altera la unanimidad del voto socialista respecto a Cataluña, como ya sucedió hace años con los diputados del PSC respecto al «derecho a decidir».
Hace apenas un mes, en una entrevista condedida a El Periódico de Aragón, del grupo Prensa Ibérica, con motivo de la publicación de sus memorias, Lambán evitó revelar sus intenciones al ser preguntado sobre ello, limitándose a un escueto «no se lo puedo decir». Sí que había manifestado en varias ocasiones que, pese a su rechazo por los pactos con los independentistas, tampoco buscaba hacerle la política al Partido Popular. Así, no ejercer su derecho ha sido la opción escogida por el secretario general del PSOE Aragón para evitar cualquiera de las dos situaciones.
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[–>En cualquier caso, la norma debe regresar a la Cámara Baja para ser aprobada de nuevo tras su rechazo en el Senado, donde el PP tiene mayoría absoluta, lo que le ha permitido vetarla. El resultado final ha sido de 149 votos favorables al veto y 113 votos en contra -y, por tanto, a favor de la ley-, habiéndose emitido 262 opiniones y quedando cuatro escaños, entre ellos el de Lambán, que es senador autonómico, sin emitir su voto.