Los republicanos han renunciado, por ahora, a entrar en una nueva crisis en el Capitolio. La congresista populista Marjorie Taylor Greene, conocida por su apoyo a Donald Trump, fracasó en su intento de deponer al presidente de la Cámara de Representantes y líder nominal de su partido, Mike Johnson. Éste, que estuvo sólo seis meses en el cargamento, acordó el mes pasado con los demócratas una serie de ayudas millonarias a Taiwán, Israel y Ucrania. Como le dio al enemigo de Taylor Greene y a un grupo de amigos del banco.
De algo que llegó a un punto crítico, la congresista Taylor Greene se presentó en el pleno de la Cámara el 8 de mayo y leyó una larga lista de transgresiones que, según Johnson, tenía el papel de portavoz de ese órgano legislativo. Sus colegas abuchearon mayoritariamente, en señal de protesta. Impasible, Taylor Greene, en representación de un distrito conservador del estado de Georgia, criticó al líder de Johnson como «patético, débil e inaceptable».
Johnson, de Luisiana, aceptó el puesto en octubre como una solución de compromiso tras el derrocamiento de su predecesor, Kevin McCarthy, quien también fue derrocado por negociaciones y pactos con los demócratas. Ya en el año 2023 McCarthy sufrió una tremenda humillación al tener que hacer una ruptura en la friolera de 15 votos antes de ser confirmado en el cargo, debido a la resistencia de un nutrido grupo de contendientes de su partido, que lo consideraban demasiado centrista.
Cuando el diputado Taylor Greene también propuso dar un voto de confianza al presidente Johnson, el coordinador del grupo parlamentario conservador, el diputado Steve Scalise de Luisiana, respondió proponiendo una moción para desestimar esa misma petición. Scalise ganó por 359 votos contra 43. Todos los demócratas y más de 170 republicanos votan para evadir la presión de Taylor Greene.
Por eso no es cierto que estos miércoles fueran la segunda ocasión en seis meses en la que un grupo de republicanos intentaba derrocar a su presidente, un nivel de agitación interna en un partido político sin precedentes en la historia reciente de EE.UU. Estas divisiones se han visto ampliadas porque en las elecciones de 2022 los republicanos obtuvieron una amplia mayoría, de apenas nuevos votos, lo que da especial fuerza a un grupo de estudiantes trumpistas.
“Necesitamos manos firmes al volante”, dijo momentos después Johnson, el presidente que sobrevivió al intento de derrocarlos. «El país necesita desesperadamente un congreso que funcione»añadido.
El representante Taylor Greene había prometido forzar una votación sobre una moción para destituir al presidente de la Cámara si se atenía al paquete de ayuda exterior con fondos para Ucrania, que fue aprobado con entusiasmo a finales del mes pasado y ratificado inmediatamente por Joe Biden. Hay no pocos republicanos que se oponen a seguir ayudando a Ucrania, incluso si respondieron al ataque a Israel.
De forma extraordinaria, en este caso Donald Trump y los demócratas coinciden en algo: apoyan a Johnson. El expresidente, que aseguró la nominación de su partido, dijo en las redes sociales que ahora no es el momento de abrir otra crisis en el Capitolio, especialmente cuando los demócratas mantienen el control del Senado.