Los últimos años han sido un desastre para los servicios de Inteligencia de Rusia. El Servicio Federal de Seguridad (FSB) alimentó las fantasías del Kremlin sobre la facilidad con la que podría reunirse con el gobierno de Kiev. Los espías de Moscú tampoco pudieron impedir la revelación de sus aviones de combate. Tampoco estuvieron muy vivos con el motivo de Evgueni Prigozhin. Y por ello, el Servicio de Inteligencia Exterior (SVR) desapareció de Europa con la expulsión de unos 600 agentes con cobertura diplomática y la identificación de algunos «ilegales». Desde hace más de dos años, los «ruskies» han aprendido la lección, reinventando sus operaciones en Europa. Según un destinatario informado del Royal United Services Institute con sede en… Ver más